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miércoles, 9 de mayo de 2012

El voto femenino y otros cuentos

 

Estamos en año de elecciones en EEUU y aunque a mí no me afectan mucho ya que no puedo votar, eso no significa que no me vea arrastrada en la locura de la campaña electoral. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es la continúa referencia al voto femenino, especialmente teniendo en cuenta que uno de los temas candentes está siendo si las medidas de control del embarazo deberían estar incluidas en los seguros de los trabajadores o no.

La idea del voto femenino me resulta curiosa, por no decir extraña. No me estoy refiriendo que me resulta raro que las mujeres puedan votar sino el hecho de que se nos considere como una masa, especialmente en EEUU dónde el tipo de mujeres que existen es muy variado. ¿Acaso alguien pone en duda que una mujer blanca de 50 años de clase alta va a tener las mismas convicciones políticas que una mujer de 20 años, emigrante y sin estudios? Sin embargo, se continua hablando del voto femenino como si fuera algo único y compacto y no algo tan heterogéneo como es el voto masculino. Porque ahí esta la gracia, se habla de voto femenino pero rara vez se habla de voto masculino. Por defecto se considera que los hombres como seres individuales tienen ideas políticas diferentes , sin embargo esa presunción no se hace con las mujeres, ya no hablemos sobre las minorías étnicas.  

Nadie se le ocurriría hablar del voto masculino como un conjunto pero entonces, ¿porqué se hace con el voto femenino? Simplemente, porque a pesar de que las mujeres suponen la mitad de la población de un país se siguen considerando como minorías. Tanto en EEUU como en España, se habla de problemas femeninos cuando se refieren por ejemplo al aborto, al igual que se habla de problemas de minorías étnicas cuando se habla de leyes de extranjería o de los homosexuales cuando se trata del matrimonio homosexual, pero temas como el desempleo, la educación o la sanidad son considerados por defecto masculinos a pesar que nos afectan a todos.

Este es un gran problema no sólo porque tiende a excluir de la conversación a una parte muy importante de la sociedad en temas fundamentales sino porque mientras haya temas femeninos, de homosexuales o de minorías muchos compartirán la idea de que esos problemas no son suyos. ¿Por qué voy a preocuparme sobre los derechos de los homosexuales si no soy gay? ¿Qué me importa la ley del aborto si no soy mujer? ¿Por qué necesito hablar de temas de extranjería si no soy emigrante?

Una sociedad está formada por la suma de muchos individuos y el problema de uno de sus individuos, es un problema para toda la sociedad ¿por qué nos empeñamos entonces por separarlos? La idea que se me viene a la mente es la del juego de tirar de la cuerda pero con un montón de gente tirando para diferentes direcciones impidiendo que nos movamos a ningún sitio. Hasta que no entendamos que mis problemas y tus problemas son nuestros problemas, será muy difícil que avancemos.

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