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viernes, 23 de marzo de 2012

La báscula al poder

Esta es la segunda entrega del análisis del estudio “ La verdad sobre la belleza”. Puedes acceder al estudio aquí o al resto de entregas aquí

Que el peso de una persona se ha convertido en uno de los principales motivos de autorechazo y baja autoestima no es ningún misterio. Las personas con sobrepeso u obesidad están sometidas a un continuo ataque y derribo por parte de la sociedad y la cifra de tu peso no es sólo algo que mantener más en secreto que tu contraseña del banco sino algo de lo que avergonzarse continuamente como una gran letra escarlata pintada en el medio de tu rechoncha barriguita.

No voy a entrar en el tema de porque este continuo ataque no es bueno para nadie (tal vez en próximos posts) sino en cómo esa percepción de nuestro peso afecta a cómo nos vemos a nosotros mismos. Según últimos estudios alumnos de preescolar ya perciben el sobrepeso como algo negativo y tienden asociar a los personajes gordos como “malos”. Estrategias como la que intentó llevar a cabo Disney (ahora eliminada debido a las protestas), donde los niños directamente tienen que luchar, pegar y deshacerse de villanos con sobrepeso no ayudan a la causa.

En el estudio de Dove, un 47% de las mujeres encuestadas consideraron que su peso era muy alto, lo cual no sería tan preocupante si no fuera porque un 31% de esas mujeres dijeron que se sentían muy insatisfechas con su peso y/o la forma de su cuerpo (mientras que la insatisfacción con partes concretas de su cuerpo disminuye considerablemente) y el 48% reconoció que cuando no se sentía bonita se sentían mal en general con ellas mismas. Estos porcentajes concuerdan con los aspectos de la vida con los que las mujeres se sienten más insatisfechas: éxito económico seguido de su aspecto físico (atractivo, belleza, peso…). Además el peso no influye sólo en cómo nos percibimos a nosotros mismos sino como percibimos al mundo y nuestras posibilidades ya que el 45% de las encuestadas consideran que las mujeres bellas tienen más oportunidades en la vida.

¿Qué quieren decir todas estas estadísticas? Que la percepción negativa de las mujeres sobre su propio cuerpo está directamente relacionada con su peso y que eso no solo afecta a su autoestima sino también a su felicidad y a la forma en la que ven el mundo. La continua persecución a las personas con sobrepeso, a menudo enmascarada tras la búsqueda de la salud, ha ocasionado que las mujeres se sientan incomodas en su propio cuerpo y puede llevar a desarrollar distintos tipos de desordenes alimenticios.

Las señales están ya ahí. En EEUU, el número de menores de 12 años afectados por algún tipo de desorden alimenticio a aumentado un 119% y lo que es peor, de acuerdo con un estudio de la Universidad Complutense de Madrid realizado en 2009, la percepción de estas enfermedades se ha empezado a considerar como “normal” o al menos habitual y no como lo que realmente es, una consecuencia de las presiones sociales y algo que podría evitarse.

La báscula dicta nuestras vidas y lo peor es que no es en búsqueda de nuestra salud sino de un ideal de belleza inalcanzable (o así lo piensan un 68% de las mujeres) y que ni siquiera ha sido propuesto por nosotras. Por eso deberíamos rebelarnos, pelear por una visión de la belleza más compleja y realista, porque las mujeres se sientan cómodas en su piel, porque las expectativas sobre nuestro cuerpo salgan de nosotras no de los demás. Deberíamos rebelarnos por nosotras, nuestras madres, nuestras hijas, nuestras amigas, nuestras tías, sobrinas, vecinas, por nuestra felicidad… porque hay belleza en las tallas grandes y no solo cuando hablas del tamaño de tu sujetador.

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