A veces lo único que hace falta para hacer algo grande es tener un poco de imaginación o eso es lo que debió pensar el cabo William Scurry, cuando planteó su plan para permitir la retirada de las tropas de la península turca de Galípoli a finales de 1915.
William Scurry era un soldado de las ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps) que junto a las tropas francesas y británicas atacaron la península de Galípoli en 1915 durante la primera guerra mundial. El ataque, que fue horriblemente planeado y ni siquiera pudo aprovechar el factor sorpresa, dejó a las tropas atacantes atrapadas entre el mar y las colinas, fuertemente defendidas por los turcos. Durante meses, se desarrollo una cruenta batalla sin que los turcos pudieran echar las tropas de sus playas ni los atacantes conseguir avanzar hacia el interior de la península.
Tras sufrir más de 200.000 bajas, los aliados decidieron retirarse pero eso suponía otro problema. La única forma de dejar la península era por mar lo que obligaba a los soldados a dar la espalda a los francotiradores turcos y los convertía en un blanco fácil. Para solucionarlo, Willian Scurry desarrolló el rifle por goteo. El rifle por goteo consistía en un atar una lata vacía mediante una cuerda al gatillo. Encima de esta lata se ponía otra llena de agua con un agujero en el fondo. A medida que el agua cae en la lata vacía, esta se hace más pesada hasta llegar un momento en el que tiene la fuerza suficiente para presionar el gatillo haciendo que el rifle se dispare.
El ejército repartió rifles con este artilugio y otros similares en los puestos habituales de los soldados permitiendo que los rifles dispararan alterativamente y consiguiendo engañar a los turcos durante el tiempo suficiente para evacuar a 80.000 soldados sufriendo solamente media docena de bajas. Todo un ejemplo de manejo de recursos en tiempos de crisis.
Esta y otras historias geniales aquí
0 comentarios:
Publicar un comentario