Recent Posts


1 de 50 libros. 2% completado

0 de 10 clásicos. 0% completado

0 de 53 películas. 0% completado

0 de 12 películas. 0% completado

0 de 1000 episodios. 0%completo

0 de 50 documentales. 0%completo

lunes, 20 de febrero de 2012

Los héroes de verdad también existen


Imagen14

Con un poco de retraso esta semana, hoy traigo una nueva entrega de Soy Fan. La historia de hoy rompe un poco las reglas de lo que me había propuesto, encontrar gente corriente haciendo cosas extraordinarias y a todas luces Anthony Omari, nunca fue un hombre corriente.
Anthony Omari es un joven ingeniero de 24 años que trabaja en la ciudad de Nairobi a una hora y media de Nwong, donde vive en un orfanato con su madre y otros 37 niños huérfanos o abandonados por sus padres. Anthony ayuda a este orfanato especialmente como guardia de seguridad porque, si no te habías dado cuenta, Kenia no es precisamente el paraíso en la tierra en estos momentos.
La seguridad del orfanato era bastante precaria y el único con capacidad para defender a los niños de los ataques era Omari como ya demostró una vez al noquear a un grupo de ladrones que se colaron en el orfanato a principios de enero. En aquella ocasión, aunque eran tres contra uno, Omari contaba con el factor sorpresa, la última vez no tuvo tanta suerte.
                                                     Machete keniata llamado panga
La noche del 23 de enero, Omari se despertó en su cama rodeado por tres hombres, los mismos a los que había espantado unos días atrás, con machetes en su cara . Esos hombres venían a cobrarse su venganza. Cualquier otra persona se habría escondido debajo de las sabanas esperando que todo fuera un mal sueño o que las sábanas fueran de repente de metal pero Omari tuvo suficiente sangre fría para enfrentarse a los hombres. Disimuladamente cogió un martillo que escondía en su cama y lo utilizó para noquear a uno de los atacantes mientras empezaba a gritar. Los gritos no eran solo para asustar todavía más a sus atacantes, que seguramente ya estaban suficientemente sorprendidos (no todos los días redescubres la reencarnación africana de Thor) sino para despertar a los niños y que se fueran a algún lugar seguro.
Sorprendentemente, y a pesar de ser tres machetes contra un martillo, Omari consiguió sacarlos del edificio y mientras la batalla continuaba en el jardín, oyó como los niños que estaban en la puerta viendo la batalla estaban llorando asustados. Omari se acercó a los niños para intentar tranquilizarlos y ese momento fue el que aprovecharon los atacantes para darle con uno de los machetes en la cabeza. A pesar del golpe y de la considerable cantidad de sangre que Omari estaba perdiendo, todavía se las arregló para echar  a los atacantes de allí y cerrar la valla de nuevo antes de caer desmayado.
Omari fue llevado al hospital donde le dieron 11 puntos para cerrar la herida y le dijeron que le quedaría una cicatriz de por vida. Solamente dos días después del ataque, Omari estaba ya de vuelta para proteger a los huérfanos.
Su historia llego a los oídos de Ben Hardwick que  trabajaba en otra instalación humanitaria cercana  y decidió publicar su historia en internet para intentar recaudar $2,000 para mejorar la seguridad del orfanato. En sólo 24 horas consiguieron $80,000 que sirvieron para construir la valla que Omari y Ben querían, para conseguir nuevas camas para los niños, contratar dos guardias de seguridad por las noches y conseguir nuevos candados para las puertas. Y eso es sólo el principio, porque en Kenia $80,000 pueden durarte una larga temporada.
Porque soy fan de Anthony Omari:
(Creo que es bastante obvio pero por no perder la costumbre)
  • Valentía, no hace falta decir que hace falta que tienes que estar hecho de una pasta especial para enfrentarte a tres hombres con machetes y tras su ataque volver dos días después a seguir haciendo tu trabajo.
  • Entrega, porque no solo Omari tenía que compaginar su trabajo en Nairobi con sus responsabilidades en el orfanato sino que cuando llego el momento, hizo lo que había que hacerse sin pararse a pensar en las consecuencias para él.
  • Ternura y cuidado: En media de una pelea, encuentra el tiempo para ir a consolar a unos niños asustados, si eso no es ternura no es que lo es
  • Servicio: porque hay muchas formas de dar a los demás. Estoy segura que esos niños no olvidarán nunca lo que Omari hizo por ellos y eso los ayudará a ser mejores personas en el futuro.

0 comentarios:

Publicar un comentario