Adoro el día de San Valentín. Todo esa idea de celebrar el amor, ya sea con tu pareja, amigos, familias o con un extraño que te cruces por la calle, me parece maravilloso. Y no me vengáis con todo ese rollo de que es un fiesta inventada para que consumas. Yo celebro San Valentín todos los años, recibo y doy regalos todos los años y nunca me gasto ni un euro. Así que si el día de San Valentín te vuelves una loca consumista, te voy a decir un secreto, tú ya eras una loca consumista, sólo necesitabas una excusa.
A pesar de todo, tengo que reconocer que la gente tiende a volverse un poco extrema en ese día: pedidas de mano rimbombantes, billetes del viaje al caribe, consumo masivo de chocolate y un crecimiento exponencial del odio parejil y la envidia. Yo creía que lo había visto casi todo, pero este año han conseguido sorprenderme y con creces. Una conocida me ha dicho que de regalo de San Valentín a sí misma se había puesto tetas. ¿Qué mejor demostración de amor hacia una misma que pasar por el quirófano para cambiar tu cuerpo? Eso si es amor incondicional a una misma y lo demás son tonterías.
La situación me hizo pensar mucho en la forma que, sobre todo las mujeres, nos vemos a nosotras mismas y nuestro cuerpo. Pararos un momento a pensarlo conmigo. Tienes a tu disposición 6.000 dólares y pudiendo gastarlos en tu educación, en un viaje por el mundo o simplemente invertirlos en bolsa y conseguir más dinero, decides que tu principal prioridad y necesidad es utilizar ese dinero para cambiar algo de tu cuerpo. ¿Quién te ha hecho pensar que tu cuerpo es algo que debe ser cambiado/ mejorado? ¿Quién te ha dicho que una de tus principales preocupaciones debe ser como luces por fuera? ¿Quién te ha dicho que tu felicidad va a unida a tu aspecto físico? Y lo más importante, ¿quién te ha dicho que pasar por el quirófano te ayudará a sentirte mejor, a quererte más, a gustarte más? Esa sensación sólo durará hasta que vuelvas a mirarte de nuevo en el espejo y descubras otra cosa que tampoco te gusta de ti.
No me malinterpretéis, no estoy tratando de juzgar a nadie, simplemente creo que si no en todos los casos, en un alto porcentaje de ellos estas operaciones se hacen por razones equivocadas y se cree que van a solucionar cosas que no deberían necesitar solución en primer lugar. Por eso, y aunque vaya un poco tarde, os traigo mi deseo para todos vosotros en el día de San Valentín:
Qué un día puedan decir de vosotros lo mismo que dicen de Tony Stark
Y que todas las decisiones que toméis sean sólo una forma más de demostrar cuánto os queréis y respetáis a vosotros mismos
0 comentarios:
Publicar un comentario