Vía weheartit
No sé como lo hago pero siempre acabo teniendo alguna conversación filosófica en cualquier sitio extraño con la persona más inesperada. Seguramente ayude que mis ideas sobre la vida se salgan un poco de las habituales y que me guste más una buena discusión que a un tonto a un lápiz pero en este caso prometo que yo no fui la que empecé.
El tema iba sobre sentimientos. Dos amigos discutían acerca de que era mejor que te quisieran o sentirte querido. La chica decía que lo importante era que te quisieran mientras que el chico defendía que lo importante era que tú lo sintieras. Para desempatar la pelea, que estaba muy igualada, me pidieron mi opinión y por supuesto, le di la razón al chico.
Muchas veces he discutido, hablado y pensado sobre ello. La mayor parte de la gente desea ser querido, y en un principio la idea suena estupenda, pero en la práctica no lo es tanto si no viene acompañada de algo más. Cuando alguien nos quiere damos por sentado que nosotros vamos a sentir ese amor, pero eso no es siempre cierto. Puede ser que la persona no sepa como expresarlo o que lo haga de una forma que no sea la adecuada para nosotros, o que sus sentimientos se pierdan por el camino y nunca lleguen a nosotros. Sea como sea, todo el amor que no es sentido es amor perdido.
Imagínalo de esta forma, que te quieran sin que tú te sientas querido es como tener un amigo invisible, tú supones que está ahí, lo cuidas, le hablas, pasas tiempo con él, pero tras un tiempo de no verlo empiezas a dudar de su existencia y al final acabas por creer que todo son imaginaciones tuyas. Da igual que tu amigo sea tan real como al principio, si tú no puedes sentirlo, a la larga será como si no estuviera.
Para mi la mejor prueba son las relaciones padre-hijo. En muchas ocasiones, he visto padres (madres) que realmente quieren a sus hijos pero no se preocupan en expresarlo o demostrarlo de alguna manera. Al fin y al cabo, ¿se sobreentiende no? Los padres deben querer a sus hijos ¿por qué perder el tiempo con ello si todos lo saben? Sin embargo, los hijos no lo sienten y empiezan a sentirse desamparados, a crear resentimiento y la relación se ve muy afectada.
En el mundo en el que vivimos, donde la mentira está al orden del día y la necesidad de pruebas para creer en algo es considerado indiscutible, no sirve de nada que me digas que me quieres. ¿Cómo voy a creerte cuando podrías estar mintiendo? Si no tengo pruebas, tus palabras significan tanto como la lista de la compra.
Por ese motivo son tan importantes las muestras de aprecio y de cariño, los pequeños detalles, porque te ayudan a hacer un poco más tangible a tu amigo invisible. Así que la próxima vez que pienses, “no necesito decirle que la/lo quiero, que es importante para mí, ya lo sabe” recuerda al amigo invisible que acabamos creyendo que no esta ahí.
Así que la próxima vez no pidas que te quieran, pide sentirte querido y cuando tengas a alguien especial, no pierdas el tiempo queriéndolo y utilízalo en hacerlo sentir querido.
¿Qué opináis vosotros?
0 comentarios:
Publicar un comentario